Hoy te has levantado
inusualmente temprano,
te dolía la espalda casi
tanto como el alma
y la cabeza te ardía tras
una noche de sueño agitado.
Te has afeitado despacio
frente al espejo
y te ha sorprendido la
imagen de un hombre
serio, envejecido y cansado
al que apenas conoces.
Has escogido al azar un
texto en tu librería,
En los Mares del Sur, de Robert Louis Stevenson,
has liado y encendido un
cigarro de aromático djembé
y te has puesto a leer sus últimos pasajes.
El poeta escocés, al que los
nativos llamaron Tusitala,
el narrador de cuentos,
tenía casi tu edad
cuando desencantado y
enfermo inició su último viaje.
Has apreciado con horror que
los relatos de Apemama
no despertaban en ti aquella
emoción de antaño
y has rememorado los versos
más tristes de Borges:
Los anaqueles de tu
biblioteca están llenos de libros
que no volverás a abrir, tus
recuerdos de paisajes
que no volverás a ver, tu
vida de puertas
que no volverás a cruzar, y
en algún lugar un espejo
esperará en vano tu rostro,
y en algún lugar una causa justa,
un hombre o una mujer
desesperados,
en vano ansiarán contar con tus
fuerzas y tu aliento.
Pronto cumplirás cincuenta
años,
la muerte teje en ti su red
y te desgasta incesante.
Fragilidad, desaliento,
cansancio…límites.
Preciso será para completar
con acierto
este arte delicado de la
vida
aprender a aceptar los
propios
con la misma amorosa y
alegre ternura
conque aprendiste a
acompañar los ajenos.