Déjate
fertilizar por el silencio,
déjate
abrazar por el silencio,
escucha su
música armoniosa,
nútrete de
su límpido manantial
y calla,
calla cuanto puedas.
Es el
silencio una conquista,
un fruto de
la libertad,
un don
precioso y devaluado,
una humilde
y a veces dolorosa prueba
de amor y de
respeto.
Las palabras
son puentes que nos hermanan
pero también
arcanos impenetrables
con su
endiablada polisemia,
con su
ironía indescifrable para muchos
que es daga cruel de doble filo,
con su
metafórica carga de intuiciones
e inefables
sentimientos.
Ya has
hablado demasiado, calla ahora,
limítate a
escuchar,
no pongas
ningún afán en explicarte
y deja que
el silencio obre sus prodigios.
No pretendas
que todos te entiendan
bastante
tienes con entenderte a ti mismo.
No pretendas
que te entiendan
aquellos a
quienes amas
sino que tus
palabras les ayuden
a entenderse
a sí mismos.