Otra vez el sueño que no llega,
los sueños que se desbordan,
sentimientos a flor de piel,
alegres ternuras e imprevistas tristezas
que bullen como mariposas encerradas
en el pecho, spleen
creativo, dolorosas nostalgias
y ese viejo conocido, ese cachorro inquieto
que araña insistente las paredes del alma.
Brotan de tu interior primaveras
de un tiempo ya lejano
y vuelves a tener veinte años,
a ser un doncel transido de deseo,
un héroe maldito
por los dioses,
una novia bella y radiante
y al pasar por el parque
el árbol del amor
ha llovido sobre ti
su carga de pétalos
azules y hermosos.