A Andrés Esteban
Dice nuestra guía, Andrés,
que estas aldeas sólo ofrecen al viajero
el agua de sus fuentes
y el musgo de sus
piedras
Pero tú amas estas sendas solitarias del norte
Te gusta perderte bajo las sombras
húmedas de los carvallos
y aspirar las fragancias del bosque
Aquí el tiempo se detuvo hace siglos
y el paisaje permanece milagrosamente intacto
Si escuchas con atención
oirás los cascos de las bestias golpear el enlosado
los gritos de las huestes de guerreros
los cánticos festivos de las mozas
o el silbido del zagal que arreaba el rebaño
En un claro te sorprende el rumor de una dalla
y el aroma del heno recién cortado.
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