En cuanto vió
las brasas ardientes
satánicas de
sus ojos
supo que aquel
enorme perro gris
llevaba la
muerte en sus fauces
que en tan
estrecho camino
no podría
escapar
al furor de sus
dientes asesinos
Retrocedió,
pensó en evitar prudente
el encuentro;
pero entonces
vinieron a su
mente las palabras
del sabio
maestro Confucio:
“confía en ti mismo y no temas avanzar
si sientes que la verdad ilumina tus pasos”
Se armó de
valor y de una gruesa rama de sauce
y acometió
decidido a la bestia.
Ahora que la
vida escapa a borbotones
de su cuerpo
maltrecho
y siente en la
cara
el fétido
aliento de la muerte
recuerda el
consejo
del cauto
estratega Sun Tse:
“no libres más batallas
que aquellas que vas a ganar”.
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