A romero
florido huele el monte
a orégano y
tomillo, a retama en flor
Nacido de la
lluvia un manto verde
quiebra el
grisáceo sopor de la estepa
Has vuelto a
recorrer estos barrancos
a aspirar esquirlas
de hielo
en las pálidas
rampas de La Plana
y has vuelto a
oír
la sinfonía
eléctrica del cierzo
sobre los
viejos trigales
Tienen estas
lomas pedregosas
un no sé qué de
paisaje inacabado
de solanar
maldito de Caín
donde se
exilian los últimos árboles
Barrancos de
las Almunias, del Montañés
de la Balsa , ¿quién recuerda ya
vuestros
nombres hermosos?
¿quién de su
origen sabe?
Mas dicen que
por aquí no ha muchos años
las mulas
arrastraban cada noche
de estío su
preciada carga de nieve
desde los altos
de Fuendetodos.
Contemplas a
tus pies la vega que conduce a la ciudad
escuchas su
agónico estertor entre aullidos de lobos
Los canes se
disputan sus últimos despojos.
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