jueves, 16 de junio de 2011

LA LLUVIA






















A veces la lluvia del norte
acaricia tu piel
con delicados dedos de seda

A veces, conjurada con el viento,
el agua te asaetea
buscando insistente
las junturas de tu coraza
te golpea
te zahiere
y acaba clavando en tu cuerpo
sus aguijones de hielo

A veces es una lengua de barro
que lame tus piernas, tus brazos,
tus ojos, tu boca
que te envuelve con el abrazo pegajoso
de una babosa gigante
adhiriéndote
aplastándote
contra el suelo enlodado

El viajero en su velocípedo
las ruedas hundidas en el barro
no es hoy elegante caballero
sino un mísero caracol gigante
que pesadamente arrastra
su carga sucia y mojada

Ha llegado a su destino
melancólico y cansado
flotando como un feto
en su húmedo universo amniótico.

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