viernes, 15 de julio de 2011

ANHELOS















 



entonces sí me siento náufrago
y sólo el mar puede salvarme.
Mario Benedetti


Cuando mis ojos no soportan por más tiempo
el hastío del cemento
el laberinto de las calles asfaltadas
los horizontes de acero

cuando estalla en mis oídos
la explosión de mil motores
el tintineo impertinente del metal
el griterío que abarrota los espacios

cuando quienes me quieren con locura
me ahogan amorosamente

cuando mi boca añora los silencios prolongados
el sabor de la soledad y de la tierra húmeda

cuando mi piel ansía las caricias del viento
el dulce beso del sol
el azote sedoso de la lluvia

cuando anhelo hasta el dolor
probar una vez más, oh diosa venerada,
el suave galopar de tus laderas

penetrar
tus vértices más recónditos
y deseados

sentir
el manantial salino de mi cuerpo
chorreante de espuma
encabritado como cresta de mar embravecido...

Entonces sí me siento náufrago
recuerdo mi vieja vocación de trashumante
y sólo el camino puede salvarme.

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