entonces sí me siento náufrago
y sólo el mar puede salvarme.
Mario
Benedetti
Cuando mis ojos
no soportan por más tiempo
el hastío del
cemento
el laberinto de
las calles asfaltadas
cuando estalla
en mis oídos
la explosión de
mil motores
el tintineo
impertinente del metal
el griterío que
abarrota los espacios
cuando quienes
me quieren con locura
me ahogan
amorosamente
cuando mi boca
añora los silencios prolongados
el sabor de la
soledad y de la tierra húmeda
cuando mi piel
ansía las caricias del viento
el dulce beso
del sol
el azote sedoso
de la lluvia
cuando anhelo
hasta el dolor
probar una vez
más, oh diosa venerada,
el suave
galopar de tus laderas
penetrar
tus vértices
más recónditos
y deseados
sentir
el manantial
salino de mi cuerpo
chorreante de
espuma
encabritado
como cresta de mar embravecido...
Entonces sí me
siento náufrago
recuerdo mi
vieja vocación de trashumante
y sólo el
camino puede salvarme.
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