Las duras rampas finales las subirás a pie
todo tu cuerpo cubierto como un beduino del desierto
y es tanto lo que corres para escapar de los dípteros
que el pecho te duele como si fuera a estallar
y oyes amenazantes los latidos desbocados
de tu corazón
Un relámpago se dibuja
en el cielo gris
preñado de cadenas
La lluvia cae acariciando
como un foulard de seda
tu piel sudorosa
y abrasada.
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