miércoles, 16 de julio de 2014

YA SÉ QUE TE DUELE VERME TRISTE



















YA SÉ QUE TE DUELE VERME TRISTE
y que calladamente me reprochas mi distante cinismo;
que cuando menos lo esperas te salpica
la hiel de mi ironía o los torrentes ácidos de mi amargo humor.

Pero qué quieres,  ahora apenas fumo, apenas bebo, 
ya no alargo los días con las ansias de otro tiempo,
hace mucho que no emprendo un largo y fatigoso viaje:
la vida no necesita ayuda para matarme poco a poco.

A veces me reconozco vacío de ilusiones y proyectos,
muerto en vida, sí, como tantas veces reproché a otros.

Está siendo tan duro y triste este verano otoñal
que al menos evito contaminar a otros con mi vírica desolación
y corro a buscar refugio en la apaciguadora sinfonía de las plantas,
en la locura del cierzo que despeja mis sienes,
en el siempre amable sosiego de las aguas del Ebro.

He pasado la tarde tumbado en la hierba
contemplando el vuelo alegre de los cormoranes.

También yo  quisiera elevarme y volar hacia el horizonte infinito,
cruzar esta tierra árida y  callada surcando una vez más
el aire limpio de la libertad y de la poesía
hacia ese mar que dicen nos espera allá a lo lejos.

Volar es la única forma de salir del laberinto
¿Pero qué  hacer cuando la realidad se conjura contra los deseos,
cuando quienes más te quieren te enlodan las alas?