domingo, 16 de septiembre de 2012

LA MANIFESTACIÓN
















Esta guerra soterrada y sucia
llena de cieno los corazones,
de resignaciones cobardes,
de odio y de amargura.
Contra eso luchamos cada día
y por eso, sólo por eso,
siguen ganando la partida.

Pienso en ello cuando veo
las calles llenarse
de este pueblo alegre y contradictorio,
cuando leo y oigo sus gritos rebeldes,
sus prodigiosas intuiciones,
sus ingenuos y a veces peligrosos
disparates.

Los abejorros siniestros del gobierno
sobrevuelan amenazantes
este precioso mar de colores y calores
que hoy ha inundado Madrid.

Bien saben ellos que
somos muchos menos
de los que quisiéramos ser,
pero ya muchos más
de los que quisieran ver.
Por eso mañana volverán a sonar
las campanas del odio,
a silenciar las plumas,
a domar a los rebeldes.

Mañana la revolución de los ricos
seguirá avanzando
con pasos implacables
arrasando los derechos y la libertad
del pueblo, pisoteando la democracia
como un campo de amapolas.

Pero no podrán con nosotros, nunca podrán.
Porque día a día seremos más y más,
porque día a día iremos aprendiendo
a superar las mezquindades que nos rompen,
a tejer con nuestras voces
preciosas polifonías multicolores
con la nueva democracia como única bandera
y la alegría como único estandarte.

miércoles, 5 de septiembre de 2012


















QUÉ QUEDA DE TI

Tenías un aire tímido pero a la vez altivo,
los rasgos suaves, el cuerpo fibroso y ágil,
delicadamente varonil, casi femenino,
dualidad efébica apenas rota
por la gravedad de tu voz,
por aquella mirada afilada y curiosa,
a veces obnubilada y reflexiva,
que observa la vida con ilusión y soberbia.

Revisando tus viejas fotos en esta tarde
triste y ventosa de casi otoño
has vuelto a preguntarte qué queda de ti,
de aquel que tú has sido,
de aquel joven juncal y aguerrido
cuya voz llenaba el aire
de dardos y amapolas,
de aquella mirada firme,
de aquel andar decidido,
de aquella sonrisa fácil,
vibrante y generosa.

Como el tiempo desvanece los colores
en las viejas estampas
así ha desgastado tus rasgos juveniles,
ha endurecido tu rostro,
ha pintado en tu boca una mueca de ironía
y un deje de amargura en tu mirada.
¿Sabiduría? ¿Decadencia?

Pero en tus ojos cansados
permanece un tenue destello
de aquella antigua ilusión.
Y hoy quiero creer y creo
que es el amor a la Vida,
que es el amor al Amor.